UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, ha alertado este miércoles de que la estigmatización de las personas con adicciones es la barrera que más dificulta la intervención ya que impide, en muchos casos, acceder a un tratamiento e, incluso, permanecer en ellos. Además, ha asegurado que la estigmatización da lugar a discriminación, algo que afecta de manera negativa a la salud y bienestar de las personas con problemas de drogas.
Así lo han puesto de manifiesto desde la entidad coincidiendo con el Día de la Cero Discriminación, que se celebra cada 1 de marzo, con el objetivo de crear un movimiento mundial de solidaridad para poner fin a cualquier forma de discriminación.
El presidente de UNAD, Luciano Poyato, ha explicado que el estigma afecta de una manera transversal a todos los ámbitos de la vida de las personas con adicciones y ha dicho que “no se puede juzgar a las personas a consecuencia de sus consumos
porque, en muchas ocasiones, hay situaciones sociales de exclusión, pobreza u otras carencias que los han llevado a ello, que hay que tener en cuenta y atender”.
En este sentido, ha puesto sobre la mesa la doble discriminación que sufren algunos grupos de población como son, por ejemplo, las mujeres con adicciones, por el mero hecho de ser mujeres y consumir, así como las personas mayores, que son discriminadas también por su edad. De la misma manera, ha dicho, que en los casos de mujeres víctimas de violencia de género que consumen, esta estigmatización es triple.
Desde la red han reivindicado los derechos y la dignidad de las personas con problemas de adicciones y han recordado la necesidad de trabajar con el entorno familiar y social, así como con los servicios públicos y el sistema sanitario y social para sensibilizar, concienciar e intentar reducir esto al máximo.
“Tenemos que conseguir que esto cale en la población en general para que el estigma baje. Las personas con adicciones tienen derecho a tratamiento y a dignidad, como cualquier otra persona de la población”, ha remarcado Poyato.
Además, desde UNAD y Adhara Asociación VIH/sida nos sumamos al lema que ONUSIDA defiende en este día de la Cero Discriminación y que tiene por título 'Despenalizar salva vidas’ para defender también que la despenalización de los grupos de población clave y de las personas que viven con el VIH salva vidas y contribuye a avanzar como sociedad.
Las leyes penales que tienen como destinatarios a los grupos de población clave y a las personas que viven con el VIH violan sus derechos humanos, acentúan el estigma al que se enfrentan y les ponen en peligro al crear obstáculos al apoyo y a los servicios que necesitan para proteger su salud.
En 2021, se fijaron ambiciosos objetivos globales de reforma legislativa para derogar las leyes penales que debilitan la respuesta al VIH y dejan atrás a los grupos de población clave. Al reconocer que la despenalización es un elemento esencial en esta respuesta, los países se comprometieron a que, para 2025, menos del 10% de ellos tuvieran marcos legales y normativos de penalización que afectaran a la respuesta al VIH.
Sin embargo, y a pesar de que se han producido algunas reformas esperanzadoras, el mundo está lejos de alcanzar este objetivo. De hecho, según ONUSIDA, hoy en día existen 134 países que penalizan explícitamente o persiguen de algún otro modo la exposición, ocultación o transmisión del VIH; 20 que penalizan o persiguen a las personas transgénero; 153 que penalizan al menos un aspecto del trabajo sexual; y 67 que actualmente penalizan relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Además, 48 países siguen imponiendo restricciones de entrada en su territorio a las personas que viven con el VIH y 53 informan de que exigen la realización de pruebas del VIH para, por ejemplo, obtener certificados de matrimonio o para ejercer determinadas profesiones. Por su parte, 106 países declaran que para que los adolescentes puedan acceder a las pruebas del VIH se requiere el consentimiento paterno.
La penalización impulsa la discriminación y las desigualdades estructurales. Arrebata a las personas la esperanza de disfrutar de una vida sana y plena. Y retrasa el fin del sida.
Debemos acabar con la penalización para salvar vidas.