Skip to main content
Noticias

Jornada VIH y alteraciones renales

By junio 11, 2015agosto 27th, 2019No Comments

“El inicio de la enfermedad renal no suele presentar síntomas en las personas con VIH”

La asociación de VIH/Sida Adhara y Alcer Sevilla (Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales), con la colaboración de la compañía biofarmacéutica AbbVie, han celebrado en Sevilla una jornada formativa sobre VIH y alteraciones renales dirigida a asociaciones de pacientes, personal sanitario y pacientes. La iniciativa persigue concienciar sobre la importancia que tienen los hábitos de vida y el tratamiento antirretroviral en el cuidado de los riñones para mejorar la salud a largo plazo de las personas con VIH.

El 30% de los que tienen VIH sufre alteraciones renales relacionadas con el propio virus, con las comorbilidades del paciente o las toxicidades del tratamiento antirretroviral, que se agravan en función de la edad y del tiempo de convivencia con la infección. Por este motivo, durante la jornada, a la que han asistido más de 100 personas, se ha trasladado la importancia de mejorar el conocimiento en el abordaje y manejo de las alteraciones renales en las personas que conviven con el VIH.

Debido a que la enfermedad renal no suele presentar síntomas, la Dra. Carmen González Corvillo, nefróloga de la Unidad Nefrourológica Intercentros Hospitales Virgen Macarena-Rocío, ha transmitido la conveniencia de realizar un estudio renal básico para la detección de la enfermedad tras el diagnóstico del VIH, y de forma sistemática en su seguimiento posterior. “La enfermedad renal en el paciente VIH puede ser asintomática en estadios iniciales, por lo que es imprescindible la realización de estudios básicos para detectarla desde el inicio y comenzar con el tratamiento de forma precoz”, ha advertido.

El diagnóstico de la insuficiencia renal es sencillo y se realiza mediante unos análisis de sangre y orina. Estas pruebas deben hacerse en la primera visita tras el diagnóstico del VIH, puesto que puede ser la causa de la enfermedad renal, y antes de iniciar un tratamiento antirretroviral. “También deben realizarse tras haber iniciado el tratamiento, en particular cuando el régimen antirretroviral incluye uno o más fármacos que pueden resultar tóxicos para el riñón, para suspender su administración en el caso de que los análisis pongan de manifiesto una afectación de la función renal”, ha puntualizado la especialista.

La nefrotoxicidad asociada al tratamiento antirretroviral es una situación que tener en cuenta por los profesionales, debido al incremento en la expectativa de vida de los pacientes con VIH y a la presencia de factores de riesgo. “El cambio de perfil de la enfermedad, que ha pasado a ser una patología crónica, hace necesario un cambio de estrategia en su abordaje. El envejecimiento de las personas con VIH implica una mayor frecuencia de enfermedades relacionadas con la edad avanzada, y es habitual que a medio y largo plazo se produzca un incremento de la frecuencia de alteraciones renales”, ha explicado la Dra. María Dolores Merino, del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario Universitario de Huelva. “Además de mantener el tratamiento antirretroviral para prevenir el desarrollo y avance de la enfermedad renal, en todos los casos conviene tener un estilo de vida saludable, con dieta pobre en sal, beber mucha agua, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol”.

Cuidado emocional en la persona que vive con el VIH

Durante la jornada también se ha prestado especial atención al cuidado emocional que requiere la persona con VIH. José Manuel Guerrero, psicólogo de Adhara, ha recordado que el VIH y el sida siguen teniendo una fuerte carga social en nuestro país, por lo que se hace necesario poder desarrollar un espacio formativo en el que, hablando de la infección, “podamos trabajar por la normalización de las personas afectadas y del virus en general, rompiendo mitos y estigmas”. Para cualquier paciente crónico, la enfermedad supone un proceso psicológico presente en su día a día. Por este motivo, asegura Guerrero, la prevalencia de depresión y trastornos psiquiátricos es más elevada que en la población general[ii]. “En el caso de los pacientes con VIH la incidencia de trastornos depresivos es mayor que en otro tipo de personas con enfermedades crónicas”.

 

Referencias:

[i] Panel de expertos del Grupo de Estudio de Sida (GeSIDA) y del Plan Nacional sobre el Sida (PNS). Diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones renales en pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana: recomendaciones del Grupo de Estudio del Sida/Plan Nacional sobre el Sida, 2010 doi: 10.1016/j.eimc.2009.09.01

[ii] Schouten J, HIV-1 infection and cognitive impairment in the cART-era: a review.